Aquel verano el tiempo fue mío.
Solía tumbarme en mi cama, con un vestido blanco. Escuchaba música, discos enteros y cada nota regaba mi piel.
Apacible.
Delirante.
Y unas flores azules nacían de mis poros.
Y nada podía ir mal.
Pero ahora es... Ahora y el tiempo escapa.
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