Para saber de amor, para aprenderle,
haber estado solo es necesario.
Y es necesario en cuatrocientas noches
- con cuatrocientos cuerpos diferentes -
haber hecho el amor.
Pandémica y celéste, Jaime Gil de Biedma
Esta mañana me he hecho un zumo
ha quedado demasiado arenoso.
No es como el que tu me haces
y me das en un frasco
-convertido en taza-
aquel sabe a intimidad
este sabe a distancia.
Los zumos se repiten
en mi vida,
-una y otra vez-
como una imbécil búsqueda;
la nostalgia del Uno
que tanto quiero
y que tanto huyo.
Todos vosotros,
CUERPOS,
que habéis habitado el mío
-con la lengua o con otro instrumento-
quedáis al final estampados
en un artificioso dibujo
sin más nombre que:

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